Shinrei Tantei Yakumo Vol 01 - The Red Eye Knows

jueves, 28 de enero de 2016

Shinrei Tantei Yakumo Vol 01 - The Red Eye Knows




Prologo

Ese día, la gruesa capa de nubes que había estado ahí desde la mañana bloqueaban el sol.
Sin embargo, la sala de parto estaba con un calor circundante.
"Estarás bien"
La enfermera, Iida Youko, repitió esas palabras a la mujer embarazada como si fueren hechizos.
Su frente estaba cubierta en sudor y sus venas pálidas azules se veían desde su piel. Ella estaba apretando sus dientes mientras retorcía su cuerpo.
Ella estaba desesperadamente resistiendo un dolor que sacude el cuerpo.
Youku esperaba aliviar su dolor, aún si era solo un poco. Mientras frotaba la espalda de la mujer embarazada, ellas realizaban la técnica de respiración Lamaze al mismo tiempo.
“Haa, haa, haa”
Había sido ya algo de tiempo desde que ella había venido a la sala de partos. Era un considerable difícil parto.
Los ojos de la mujer embarazada ya estaban perdidos.
¿No era mejor en algunas ocasiones para cambiar a la analgesia obstetricia?
Youko Miro al doctor, Kinoshita Eiichi.
“La cabeza esta fuera, solo un poco más”, dijo Kinoshita, disipando los pensamientos de Youko.
“Ahora, solo un poco, haz tu mejor esfuerzo”
Youko dijo mientras acariciaba el hombro de la mujer embarazada. Aunque su rostro estaba descuidado por el dolor, ella asintió.
“No empujes, relájate”
“Por favor relájate”
Youko repitió las palabras de Kinoshita.
La mujer embarazada estaba respirando dolorosamente con lágrimas en los ojos.
“!Bien! ¡El bebé salió!”
Justo cuando Kinoshita dijo eso, el grito de un niño sano hizo eco por la sala de parto.
“!Aah!”
La respiración de la mujer aún sonaba doloroso, pero ella dejo salir un grito de alivio y alegría.
“Felicidades, desde ahora eres una madre”
Quiza la mujer no había escuchado, puesto que ella no respondió y solo regulaba su respiración áspera con una expresión relajada sobre el rostro.
Había sido un difícil parto, pero esto era un alivio. Al momento que Youko pensó eso, Kinoshita habló.
“Trae un lápiz de luz”
Aunque el tono de Kinoshita no era definitivamente rudo, había un tinte de impaciencia y nerviosismo.
Youko inmediatamente entregó el lápiz de luz sobre la mesa de operación a Kinoshita.
“Ha-”
El momento que ella vio la cara del bebé. Youko inconscientemente trago su aliento.
Ella no podía creer lo que ella veía frente a sus ojos.
“No reacciones, la madre está aquí”, murmuró Kinoshita.
En esas palabras, Youko recuperó la calma.
Sin embargo, en ese momento el pánico llegó a la madre.
“Mi bebé”, ella jadeó.
Su expresión estaba mostraba inquietud.
“Por favor espera un poco más”
“¿Cómo está mi bebé”
Youko se aproximó a la madre y habló mientras acariciaba su cuerpo.
Sin embargo, ella no podía detener su ansiedad.
“¿Dónde? ¿Dónde está mi bebé?”
La madre agarró las manos de Youko con sus uñas.
“Está bien. Todo está bien”
Youko intentaba calmar a la madre mientras se hacía cargo del dolor, pero no había efecto.
Youko podía sentir la creciente ansiedad de la madre a través de su piel.
“Mi bebé. ¿Está mi bebé a salvo?”
La madre miro como un demonio.
Youko terminó apartando la mirada inconscientemente bajo la presión. Ella no debía haber hecho eso.
“¡Mi bebé!” chilló la madre, empujando a Youko.
“Él está bien. Él es un bebé sano”
Quién contesto fue Kinoshita.
Kinoshita sacó su máscara y lentamente camino hacía la madre con el bebé en sus brazos.
La desesperación de la madre desapareció y su expresión cambió a una gentil sonrisa para el niño, a quien ella había visto por primera vez.
Youko rápidamente camino hacía la Kinoshita y susurro en su oído.
“¿Está en serio bien?”
“No puede ser ocultado para siempre”
La expresión de kinoshita se puso rígido.
Era como él dijo. No podía ser ocultado para siempre. Ella se enteraría eventualmente.  Solo era cuestión de cuándo.
“Vamos”
Kinoshira llevó al bebé al pecho de la madre.
“Ah, mi bebé”
La madre toco su bebé y lo abrazó fuertemente, luciendo dichosa con lágrimas rodando sus mejillas.
Entonces―
Con una sonrisa, ella se quedó mirando el rostro del niño.
La expresión de la madre se convirtió fría en un instante.
“¡Noooo!”
El amargo grito hizo eco por la sala de parto.
Youko mordió sus labios y puso sus manos juntas en frente de su pecho, esforzándose con pesimismo mientras ella pensaba acerca del fututo del bebé recién nacido.
El bebé había nacido con su ojo izquierdo abierto.


Ese ojo brillaba rojo como una llama abrasadora.



La versión revisada se hará en el volumen recopilado.

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